KID NAUTECO

Por: Noé Rocha Otero

Con la muerte se chingó. Los golpes le cobraron la factura. Murió sin conocer a nadie. Noel Kesnél era un hombre fuerte. El ejercicio constante y andar en bicicleta lo mantenía en forma. Le fascinaba el boxeo y cuando determinó subirse al ring lo bautizaron como Kid Nauteco. Desde ahí se convirtió en ídolo de esta región serrano costeña.

Sus ganchos al hígado o sus tremendos golpes en el rostro, hicieron grande y famoso a Noel Kesnél. Hombre alegre, simpático y amiguero. Ídolo de las multitudes y maestro de maestros en el cuadrilátero.

Al Kid Nauteco lo conocí cuando ya se había retirado del boxeo y se dedicaba a vender pescado y hierbas medicinales que traía de la costa hacia Misantla y otros municipios de esta zona.

En su cubeta repartía pescado fresco de su tierra adorada, Nautla de sus amores. En su caminar por las calles  era muy común que platicara con la gente y hablara de diversos temas. Su estilo era inigualable.

_¿Cómo estás nauteco?, le decían sus amigos.

_ “Muy bien”, contestaba con ese estilo alegre y guapachoso.

Así era este gran hombre que muchas veces te hacía fintas como si te fuera a dar un golpe, pero todo era cotorreo. Aun conservaba algunos reflejos como en sus mejores tiempos cuando hacia sombra.

Kid Nauteco se fue de Nautla a Martínez de la Torre, pues quería despegar en alguna actividad.  Ahí fue donde empezó a entrenar. Luego viajó a México, donde realizó varias peleas y al mismo tiempo era esparrin de Mantequilla Nápoles.

Tuvo peleas contra Raúl Delgado, Campeón Nacional peso medio, Herminio La Loba Ramírez, también campeón nacional. Otra fue contra Tarzán Alvarado, El Marinero Celis, contra el Tata Fernández, campeón de Puebla. Anduvo peleando en muchas partes de la república mexicana, pero siempre en los niveles más altos.

El Nauteco era un tipo fino, listo, técnico y con buenos reflejos. No logró ser campeó nacional pero tuvo momentos llenos de gloria al enfrentarse a grandes peleadores de la época dorada del boxeo nacional.

Despues de andar por todas partes, realizando enfrentamientos, El Nauteco regresó a su tierra y se compró una bicicleta, con la que se venía pedaleando hasta Misantla para vender pescado y hierbas medicinales y aceite de hígado de tiburón.

Sus recorridos para vender sus productos eran principalmente en Misantla, Martínez de la Torre y San Rafael. Su fama provocaba que siempre lo veía uno platicando con los amigos. Tenía mucho ángel, se daba a querer, era muy noble.

De vez en cuando acudía a las peleas que se realizaban en Misantla, en las diferentes arenas que tuvimos y daba consejos a los boxeadores para lograr avanzar en este duro deporte.

Cuando el nauteco ya no podía trabajar, se refugió en San Rafael con una hija. Ahí pasó los últimos años de su vida, caminando y platicando con los amigos.

Ya de viejo, se subió al ring y se enfrentó a nuestro amigo misanteco el Marro Romero, a quien logró vencer con el puro colmillo. Dejó que su oponente le pegara, lo cansó y luego lo derrotó.

Me dijo Cesar “El Potrillo” López que en muchas ocasiones, el nauteco se subió al ring pedo o crudo y ganaba. Era un hombre fuerte, costeño y cuando tenía que bajar un coco de la palma, subía descalzo, agarrándose del tronco hasta llegar al racimo y pegarles a los coquitos.

El nauteco fue un gran ídolo que mucha gente amante del boxeo lo recuerda con aprecio. Supimos que murió en San Rafael. Ya no conocía a nadie, creo que los golpes del boxeo le cobraron la factura.

El nauteco probó las mieles del triunfo y como muchos boxeadores vivió sus últimos años en la pobreza. Hoy, aun lo tenemos en nuestra mente y no podía dejar de escribir su historia, una historia llena de gloria y de tristeza, por aquello de que se fue al boquete sin dejar un solo peso a su familia.

El Kid Nauteco es un personaje de nuestra tierra. Misantla fue su segunda casa, de aquí era su esposa y por ello siempre vino por estos rumbos, donde dejó amigos y muchas historias que recordar.

A pesar de los golpes que recibió cuando era peleador siempre lo vimos lúcido, pero tarde o temprano todo tiene un límite. Se fue sin conocer a nadie, se fue como nadie se quiere ir, lastimado de su cerebro, pero esa es la realidad dentro de este deporte de los guantes, donde tarde o temprano la vida te pasa la factura.

Con la muerte, el Kid Nauteco  no pudo y la calaca le dio tremendo gancho al hígado, se lo llevó tres metros bajo tierra, donde le contaron hasta diez y jamás se levantó, por lo que el referee determinó que había perdido por nocauts fulminante, dejando en sus aficionados unas cuantas lágrimas en sus ojos, pues los ídolos jamás se olvidan, a pesar de que ya no está entre nosotros.