A menos de 3 dias de que Toño Aceves Sánchez tome las riendas del municipio de Jerez “Pueblo Mágico”, los aliados de Fernando Uc Jacobo y sus cancerberos no digieren la derrota que sufrieron el pasado 1 de julio y en la que se conjugaron muchos factores pero el que predomino entre ellos fue la prepotencia, altanería, inexperiencia y la concentración de las decisiones en un solo hombre.

Por lo que se ve, los políticos no aprenden de cada proceso electoral y el único ganón fue el diputado electo Luis Esparza, que se colgó, y bien colgado de la campaña de Uc, si de Uc “el campechano” que “impuso” sobre la mesa política a su esposa e incluso en su gobierno la promovió con hartazgo, como si por ella hubieran votado los jerezanos hace dos años y los errores se cobran.

Se ven caras largas entre los trabajadores de confianza porque se les acabo la chamba de dos años, unos la merecían y otras por pertenecer a las rancias familias del priismo anquilosado, podrido y con olor a cañería de la Ciudad de México.

Toño Aceves no la tiene fácil porque su trayectoria como político es incipiente y de someterse al grupo de los pasteleros lo pagará caro. Por mucho que lo haya apoyado el gobernador Tello y goce de sus simpatías al promoverlo por encima de Fernando Uc, quien tendrá la responsabilidad del gobierno municipal será él.

El Charro no las trae tan fácil, porque hay problemas serios que heredara de los anteriores trienios y del  gobierno saliente y más cuando se tienen ciudadanos jerezanos observándolo con lupa. Jerez no son borracheras cada semana ni festivales que promueven alto consumo de cerveza y vino, con tambora.

Los oportunistas del PAN, como el delegado de la Torres y su hermana Sonia de la Torre o Juan, así como otros tantos quieren una rebanadita del “pastel”, pero no del pastel podrido que trae gente de fuera a gobernarnos.

Por otro lado, quien está bien contento porque sus alianzas con el malogrado Fernando Uc, le dieron jugosos frutos es el delegado sindical del Sutsemop, Miguel Martínez Olavarría.

El líder de la burocracia jerezana logró un buen sueldo y otras prestaciones, pero todo sería justo y no se le criticaría si viéramos que hay mejores condiciones laborales, mejores prestaciones o acciones que les hiciera rendir el fruto de su esfuerzo  de los trabajadores.

Todo lo contrario, Miguel Martínez vela por sus intereses aunque a las bases se los lleve la tostada. Es un líder ventajista y chantajista, porque vende bien a los sindicalizados que son domesticados con miserables aumentos o simplemente desconocen que Miguel Martínez vive bien y cobra bien por ellos.